quinta-feira, 7 de março de 2013

UGT condena los asesinatos Cícero Guedes y Regina dos Santos en Campos dos Goytacazes (Brasil).

http://ugtsodemasa.blogspot.com.es/2013/03/ugt-condena-los-asesinatos-cicero.html
 
Desde UGT queremos mostrar nuestro más profundo dolor y repulsa por los asesinatos de Cícero Guedes y Regina dos Santos. El primero, líder destacado del Movimiento Sin Tierra (MST), y la segunda, participante activa en las iniciativas a favor de la agricultura familiar promovidas por el MST y la Comisión Pastoral da Terra (CPT).
El 25 de enero se produjo el asesinato de Cícero Guedes en una emboscada en las cercanías del campamento Luis Maranhao, ubicado en tierras improductivas del antiguo complejo agro-industrial la Usina da Cambahyba, donde la población sin recursos lucha por un pedazo de tierra en desuso para subsistir. Este asesinato, puso a las claras el desamparo y el desentendimiento por parte del Estado de Brasil para con las clases humildes de la sociedad (una gran mayoría); algo, que aquí nos resulta cada vez más familiar. Desafortunadamente el 6 de febrero, la muerte también violenta de Regina dos Santos en el asentamiento Zumbi dos Palmares (asentamiento donde vivía Cícero), profundizó en la toma de conciencia de esta dura realidad, donde una gran mayoría de excluidos son considerados prescindibles en el actual modelo de “desarrollo”.
Si bien estas muertes parecen estar ligadas a una Reforma Agraria lejana para los europeos, conviene recordar el trasfondo de la lucha por la que dieron sus vidas: la justicia social. Así Cícero, tenía también su razón de ser en los colectivos desfavorecidos de la ciudad, a los que organizaba y apoyaba con la misma pasión que empleaba en el campo. Por su parte Regina, representaba esa participación activa de base que nos incluye a todos, y que resulta imprescindible para que cristalicen realidades más justas y humanas.
En un momento en el que las informaciones que llegan a nuestras orillas sobre Brasil, nos presentan un país en pleno crecimiento, alejado de cualquier crisis y un modelo de desarrollo ejemplar, asesinatos como estos nos obligan a releer su realidad y preguntarnos:¿realmente queremos que sea el sendero que parecen marcar países como Brasil el modelo a seguir para nuestra sociedad?
En España se nos están imponiendo con el pretexto de salir de la crisis, unos “ajustes estructurales” que apuntan hacia el peligroso camino por donde han pasado estos países ahora de “referencia”, y que les han llevado a los profundos desajustes sociales que sufre su población. El desarrollo económico sin límites al que parece nos pretende llevar el actual sistema, pasa sin piedad ni miramientos por encima de personas y democracias, despojando a estas últimas de su espíritu último, de su razón de ser. Ya nos comienza a sonar extraño el lema “igualdad, libertad, fraternidad” (“liberté, égalité, fraternité”), y estamos olvidando que no hay mayor símbolo de justicia que la igualdad.
Es desde el eco de estas palabras, que no comprendemos como un Gobierno que se vende como ejemplar en su camino hacia el desarrollo, no entiende de la importancia de cuidar a los representantes de la sociedad civil y lo que estos simbolizan; la sociedad como un todo.
Son los “lideres” de la sociedad civil como Cícero quienes presentan la capacidad de estructurar la propia sociedad, de darle cohesión y educarla, de hacerla más justa y consciente, de ayudar a que la democracia se exprese en su potencial más positivo y supere sus limitaciones. Son ellos los encargados de transmitir la voz del pueblo a los políticos, la voz sin la cual cualquier político queda mudo para proponer desarrollo cierto a su población, desarrollo humano, desarrollo para las personas, para los ciudadanos.
Brasil tiene cerca lugares de conflicto como Colombia o México en los cuales el asesinato de los líderes de la sociedad civil (sindicalistas, campesinos, representantes de movimientos sociales, profesores,...) fue -y es- la piedra angular de un modelo fallido de desarrollo, un modelo fallido de “democracia” en el que la economía se despreocupo de la sociedad y dio lugar a unos gobiernos incapaces de controlar su propio territorio. Asesinatos como estos limitan la capacidad del propio Estado a la hora de proponer mejores horizontes a la sociedad.
Es desde esta perspectiva, desde la que puede entenderse el problema de violencia al que se está enfrentando el Gobierno de Brasil en el Estado de Sao Paolo; un problema que no es más que el fruto de una sociedad desestructurada, donde la concepción de justicia y democracia se encuentra supeditada a los intereses económicos.
En España y en Europa, parece que es ese el camino que se va tomando, el de despreocuparse de una gran parte de la sociedad, la más desfavorecida, la que más necesita esos servicios sociales que tan ferozmente están atacando los “ajustes estructurales”.
El continuo proceso de exclusión hacia núcleos de miseria y pobreza endémica a la que estos ajustes van empujando a una parte cada vez más importante de la población, nos acerca a esos escenarios de violencia, inseguridad ciudadana y desprotección social, que hasta hace tan poco parecían lejanos; y que con razón tanto nos asustaban. El progresivo recorte de los derechos y el aumento de la violencia con la que se emplean las fuerzas del Estado ante las cada vez más frecuentes protestas de los ciudadanos, parecen ser el indicador más fiable para señalar el camino que se nos avecina, y que nos lleva hacía una normalización de la violencia social.
Es por esto que personas como Cícero representan aquí y allá mucho más que la lucha por la tierra, representan la estabilidad social, representan la seguridad ciudadana, el poder caminar sin miedo a que una bala acabe con tu futuro y tu vida; representan un futuro mejor para nuestros hijos, el saber que siempre nacerán alternativas que incluirán a cualquier ciudadano.
En España, la reducción de los servicios sociales (educación, salud, ayudas a la dependencia,...) y el retroceso del estado de derecho parecen ser las únicas recetas para volver a la senda del crecimiento económico. Cícero ha venido a recordarnos hacia donde lleva este camino que por desgracia Brasil también representa. En su lucha, la lucha de todos nosotros, se dibuja la realidad de un capitalismo neoliberal que no sabe convivir con la democracia, que no sabe respetar siquiera derechos tan fundamentales como el derecho a la vida; un capitalismo que no admite opiniones contrarias.
Megaproyectos como el Puerto de Açu (será el segundo puerto más grande del mundo después del de Rotterdam) y Belo Monte (será la tercera central eléctrica más grande del mundo), parecen hacer que nos brillen los ojos de envidia y nos olvidemos como estos están siendo llevados a cabo; como en nombre del “desarrollo” que supuestamente representan, pasan por encima de ciudadanos y personas sin el menor miramiento. Desapropiaciones violentas de campesinos, salinización de las tierras, perdidas irreparables en los caladeros de pescadores artesanales, impacto sobre las actividades económicas y de subsistencia de comunidades indígenas, desplazamiento de población, asesinatos y amenazas a representantes de la sociedad civil, violencia generalizada,..., no son más que el reflejo de una democracia mundial que se nos muere.
Parece pues que el actual sistema impone que la sociedad deba de elegir entre democracia o capitalismo, entre el gobierno de lo justo o el gobierno de lo económico.
En UGT creemos que hay otros caminos para el crecimiento, caminos diferentes al de un Estado que cumple con el poder económico y las pocas personas que lo representan, mientras deja de cumplir con la sociedad y los muchos millones de personas que la representan. Es por esto que queremos recordar que nosotros, la gente de a pie, seguiremos luchando por una democracia de verdad y por el gobierno de lo justo, seguiremos entendiendo que el desarrollo económico no tiene ningún sentido sin el desarrollo de lo humano; y por supuesto, seguiremos luchando por la justicia social de la mano de quienes la sufren.
Desde aquí, nuestro más sentido pésame y apoyo al conjunto de la sociedad brasileira.
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Etiquetas: UGT INFORMA

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